Los Bebés Saben Más de lo que Creemos
- RayuelitaKids Terapias Infantiles
- 30 sept 2014
- 3 Min. de lectura

By: NeuroNet
“Ey, mentirita, mentirita… la vaca brincó sobre la luna.” Así comienza una popular canción rítmica para niños de habla inglesa. Ahora bien, ¿logra un bebé comprender que una vaca no puede realmente volar o brincar sobre la luna tal como dice la canción? ¿Entiende un niño que así como la vaca no puede brincar sobre la luna sí puede sortear una valla pequeña, pero que otros elementos, como puede ser un coche o carro, no pueden hacerlo? ¿Acaso los bebés saben más de lo que esperaríamos que supieran?
Según un nuevo estudio, publicado en la revista Conducta y Desarrollo Infantil (Infant Behavior & Development), niños de apenas 10 meses pueden distinguir entre el tipo de trayectoria de movimiento característica de los animales, respecto a la de los vehículos y otros objetos varios.
De hecho, los bebés son capaces de clasificar a animales y objetos como animados o inanimados. Esta capacidad cognitiva fundamental permite al pequeño entender el mundo que le rodea y distinguir lo que es verosímil de lo que no lo es.
En este estudio longitudinal, los investigadores examinaron a 350 bebés – a las edades de 10, 12, 16, y 20 meses – para saber cuándo era, exactamente, que los bebés comenzaban a entender que los animales y los objetos siguen diferentes patrones o trayectorias de movimiento.
Los investigadores utilizaron una técnica llamada “el paradigma de habituación visual” para medir por cuanto tiempo el bebé sostiene la mirada en un objeto o persona. El tiempo que un bebé pasa mirando algo indica cuánto sabe el bebé acerca de este. Por ejemplo, un bebé observará algo que le es poco familiar por más tiempo que lo que se detendrá a mirar algo que ya le es conocido.
Para este experimento, los investigadores utilizaron ejemplos de animales, automóviles y muebles, ya que investigaciones anteriores habían determinado que los niños, durante su primer año de vida, categorizan estos tres tipos de cosas.
Los bebés fueron expuestos a diferentes animaciones electrónicas de diferentes trayectorias de movimiento por parte de varios objetos, tanto trayectorias plausibles como implausibles dado el elemento en cuestión; por ejemplo, un perro que salta sobre una pared o una mesa que salta sobre una pared, respectivamente.
Los resultados mostraron que las animaciones de trayectorias inverosímiles (por ejemplo, un bus que salta sobre una muralla) capturan la atención de los bebés por más tiempo que aquellas trayectorias de movimiento plausibles (por ejemplo, un bus que choca contra una muralla), lo que indica que la trayectoria inverosímil les era novedosa y por ende conocían que la primera era un ejemplo de algo verosímil.
Sin embargo, el video de un gato que saltaba sobre una pared y el video del mismo gato que rebotaba al chocar contra una pared capturaron la atención de los bebés por la misma cantidad de tiempo, lo que indica que los bebés creen que los gatos, y tal vez otros objetos, pueden mostrar cierta variedad de trayectorias de movimiento plausibles y, consecuentemente, resultados variables.
Además, los resultados revelan que los bebés absorben más detalles de lo que sospechamos. Los bebés prestan atención a las cosas que hacen y dicen sus padres. Los bebés no sólo reflejan e imitan las acciones de quienes cuidan de ellos, sino que también comienzan a entender y dar sentido a su entorno al prestar especial atención a la nueva información que experimentan a diario.
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